jueves, 25 de febrero de 2010

ese mínimo porcentajes de casos negativos que nunca falta

Un exceso de confianza en el ser humano así como lo contrario, desconfiar totalmente de sus capacidades y potencialidad, provoca fácilmente valutaciones erroneas, que llevan a esteriles y superficiales generalizaciones.

Nos encanta, a los bípedes, dividir el mundo en categorías inamovibles.
Pero siempre hay un territorio donde los colores se mezclan.
Y es inevitable.
Es claramente una equivocación esperar que haya fórmulas siempre eficaces, leyes que permitan evitar siempre el delicto que castigan, reformas que solucionen para siempre y en su totalidad la anterior mala, o supuestamente mala situación.

Si no asumimos que siempre hay un margen de error en todo lo que el hombre hace o deshace, viviremos aplastados por la permanente búsqueda de la nada, que consiste en ir cambiando, moviendo o juzgando las cosas no en base a lo más cierto, si no a ese mínimo porcentajes de casos negativos que nunca falta.
Es propiamente la existencia de un porcentaje pequeños de casos malos que demuestra que nos encontramos frente a las mejores leyes, las mejores intenciones, las mejores decisiones posibles.

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