sábado, 27 de septiembre de 2014

Felicidad

Una mamá me mandó hace unos días un texto, que me gustó mucho. Le he pedido permiso para publicarlo, y aquí lo tienen ustedes, prefiere mantener el anonimato y lo respeto.
Viajó a India y la foto es de allí.

“El pozo de la Felicidad”

A pesar de las dificultades que nos encontramos en el día a día, los humanos somos capaces de
saborear la Felicidad de vez en cuando. Ese poquito que se nos regala, es tan agradable que nos convierte en dependientes y sumisos de la vida, mientras esperamos que se repita esa chispa de alegría nacida entre una maraña de cosas complicadas y que, en ocasiones, nos eleva del suelo por unos instantes.

Es cierto que la familia, el trabajo y el devenir de los acontecimientos cotidianos, en general, son muchas veces fuente de conflicto y sufrimiento pero también son la puerta hacia el jardín de la felicidad.

Al final, hay que dar la razón a los que dicen que es oportuno agradecer por su existencia hasta a las cosas que, aparentemente, nos hacen más daño o nos crean peores problemas. Todo lo que nos pasa en esta vida tiene dos posibles formas de ser enfocado.

Una es el punto por punto, concentrarse en cada detalle, perdiendo la visión de conjunto. Otra es no fijarse en los puntos, para ver el diseño global, perdiendo así lo concreto. Pero hay una tercera forma de enfocar la existencia. Aquella que brota de la capacidad de conciliar las dos visiones. Vivir el detalle, pero sin sufrir por los puntos negros que se difuminan, siempre, en una visión más general.
Me temo que esta tercera vía es propia de los sabios. Y más temo que ninguno de nosotros lo sea, salvo en momentos puntuales, cuando una coincidencia, una lectura o algún detalle especial nos empuja con fuerza hacia una obligada y siempre pasajera sabiduría.

Me gustan estas "caídas" en el pozo de la felicidad. Me encanta cuando somos capaces de aislar nuestro existir y su belleza de todo lo que feo nos rodea. Sencillamente, me hace feliz. A pesar de que cuando eso pasa, como bien he escrito, en realidad estamos en un pozo. Oscuro y lejano a la realidad. Un pozo donde no hay día, ni noche y donde se ven las estrellas, a pesar de estar bajo un sol de justicia.

Una visión quizás surrealista pero certera de esos momentos escasos y valiosos que la vida nos regala y que se hacen llamar Felicidad.

sábado, 20 de septiembre de 2014

Equilibrismos

Aplaudimos al final de la actuación. Lo han hecho bien. No se han caído. 
Cuanto nos vendría bien un aplauso en aquellos momentos, a veces días o hasta semanas, en los que luchamos contra todo tipo de fuerzas adversas, no sólo contra la de la gravedad, que al fin y al cabo conocemos, sabemos de qué va, no es insidiosa, traidora, imprevisible... y es más fácil de controlar.

Gracias a los artistas, por hacernos disfrutar de su arte. Por saber superar sus límites, por transformar el sudor en alegría y placer para los demás.


Castell de Montjuic - Mercè 2014 - 20 09 2014

domingo, 14 de septiembre de 2014

Pereza

En la zona más alta de los estante hay un par de espacios vacíos. Desde hace meses. Para llenarlos habría que coger una silla o una escalera.
Son el emblema de la rendición. El recuerdo permanente de un estado, que si a veces las cosas no salen es porque nos falta la energía para que sea lo contrario.

En los estantes más a mano se abarrota en doble o triple fila, todo tipo de objeto.


miércoles, 10 de septiembre de 2014

Avaricia

El hombre evoluciona.
Desde una perspectiva superficial no hay duda: sí, hasta mejora.
Pero si nos ponemos en un plan más elevado, no es propiamente cierto.
La mente humana tiene el mismo número de conexiones que hace millones de años. Hemos ido creando un mundo lleno de posibilidades. Pero como especie hemos fallado en lo esencial.
La mayoría de nuestros congéneres no puede ni soñar la posibilidad de alcanzar esas potentes y maravillosas creaciones.
Hemos desperdiciado, y seguimos haciéndolo, una gran oportunidad.
La cantidad de felicidad no se reduce si se comparte. Al contrario, se multiplica de forma exponencial cuanta más gente puede disfrutar de ella.
La felicidad es contagiosa. La tristeza también.

martes, 9 de septiembre de 2014

Sonrisas

Entierra los malos rollos bajo una sonrisa y disfruta de una de las ceremonias más agradables que nos ha regalado la naturaleza.
Unas decenas de músculos tocando al unísono para ofrecernos un concierto de alegría.

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