miércoles, 10 de septiembre de 2014

Avaricia

El hombre evoluciona.
Desde una perspectiva superficial no hay duda: sí, hasta mejora.
Pero si nos ponemos en un plan más elevado, no es propiamente cierto.
La mente humana tiene el mismo número de conexiones que hace millones de años. Hemos ido creando un mundo lleno de posibilidades. Pero como especie hemos fallado en lo esencial.
La mayoría de nuestros congéneres no puede ni soñar la posibilidad de alcanzar esas potentes y maravillosas creaciones.
Hemos desperdiciado, y seguimos haciéndolo, una gran oportunidad.
La cantidad de felicidad no se reduce si se comparte. Al contrario, se multiplica de forma exponencial cuanta más gente puede disfrutar de ella.
La felicidad es contagiosa. La tristeza también.

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