jueves, 26 de agosto de 2010

Una hoja blanca

Una hoja blanca, necesito una hoja blanca para llenar de letras un vacío que no deja de crecer.
Escucho, leo, observo y pienso. Todas las cosas que pasan son rayas de colores que a veces cuesta distinguir, pero es bonito intentarlo.
Cuando la palabra exacta coincide con la nota apropiada, cuando una gota de cerveza ya ha llegado a la cabeza, cuando la temperatura es ideal, el vacío poco a poco desaparece.
Es como mirar a tus hijas el día que tienen el guapo subido, todo es redondo, brotan las sonrisas, el mundo es alegre, y los problemas se hacen pequeños, o se olvidan por un instante, ese instante en el que te llamas feliz.
Después la rueda sigue dando vueltas y quién sabe, pero en ese momento todo podría ser perfecto.
Como duele cuando una nota chirría, cuando en ese sueño que has inventado alguien te agarra por la camisa y te baja los humos.
La vida vuelve a ser lo que era, pierdes la verdad en un instante y te obligan a la mentira de cada día.

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