Pasito a pasito se acerca otra vez el otoño.
En este nuestro largo paseo todo llega y también, como es obvio, mucho se queda atrás.
Hace tiempo he cumplido con el deber el aprender esta ley de vida.
Lo malo siempre acaba pasando, y en el sendero siempre encontraremos nuevas oportunidades: árboles bajo cuya sombra descansar y ríos donde calmar la sed, allí nos desnudaremos para echarnos a nadar o simplemente chapucear.
Pronto buscaremos las ramas muertas de aquellos mismos árboles para encender un fuego y calentarnos frente a sus llamas.
A pesar de todo (o de mucho) la vida es bella.
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