Lo que nos emociona queda grabado en nuestra memoria, en nuestra conducta y quizás hasta en nuestros genes.
Una sonrisa, un momento de felicidad son poderosos pegamentos mentales y lo que se aprende disfrutando es lo que realmente queda para toda la vida.
No sólo se recuerda: se transforma en una llave universal capaz de abrir puertas, aquellas puertas que tendremos que superar para avanzar.
Llaves que a lo mejor nos ayudarán a transformar un obstáculo en una oportunidad.
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