jueves, 22 de mayo de 2014

Cruzar la calle

Mirad la gente cruzar la calle y entenderéis los distintos que llegamos a ser.
Algunos son tan prudentes que a pesar del verde esperan a ver si el coche que llega de lejos se para. Otros cruzan directamente con el semáforo en rojo. En el paso de peatones unos fuerzan sus derechos, otros aunque se pare el coche no se atreven a ponerse delante de su morro parado. Y en medio y a los extremos miles de variaciones, de velocidad, atención, ritmo, empuje y miradas...

Personitas Invisibles

Personitas Invisibles




Reseña

domingo, 18 de mayo de 2014

Todo el té de China

He terminado el libro de Kyril Bonfiglioli, con cierta rapidez. Cuando un libro me gusta lo acabo pronto. Otros se me eternizan en la mesilla o en el lector de e-book.
A menudo me pasa de coger un libro y no saber nada del autor, ni de la historia. A veces esto es un bien. En otras le quita algo al libro. Una novela tendría que ser totalmente libre de la biografía de su autor, aunque siempre los escritores cuentan en sus libros algo de si mismos: de lo que han sido o de lo que les hubiera gustado ser.
De sus sueños... Tengo una memoria malísima. Hace poco leí una entrevista a algún autor que comentaba que se escribe para seguir soñando. Me identifiqué del todo. La otra noche hice un sueño precioso, de los que te despiertas y lo lamentas profundisimamente. No por que ha sonado el despertador y te llaman las obligaciones, que también, más por que estaba en medio de una historia maravillosa y me dolía como un inmenso vacío despedirme de ella.
Lo peor, siempre me pasa, fue que me olvidé en seguida de la historia, de los personajes, de todo... qué pena más grande. Será por eso que nunca podré llegar a ser escritor.

El libro en cuestión se podría resumir con un: aventuras en la mar de un joven en busca de fortuna y que, después de alguna tribulación... pues no voy a decir más, por que no quiero estropearos la tensión hacia el final.
Lenguaje irónico, prosa que discurre como un río alegre y espumeante, desbocado, políticamente incorrecto, irreverente, gustoso. Pinceladas de una época. Falta de escrúpulos, suerte.
Comida y alcohol, siempre presentes. Machismo y mujeres, sexo y sífilis... Opio. Borracheras.
La vida en un barco.
El protagonista es un gran experto de porcelana china, por allí su paso hacia India, Cantón y mitad del globo terráqueo, África, y...
Literatura de viaje, por supuesto.

En fin, que lo aconsejo, sin duda. 8/10

sábado, 17 de mayo de 2014

Silencio

“El silencio está recobrando terreno. Permite que se aposenten las ideas, el saber, sobre todo en un mundo tan agitado en el que el saber no puede reposar, no puede tener poso porque todo está en continúa agitación y no sedimenta nada.

El mundo civil no ha conseguido estos espacios de silencio para poder hacer.
Es una carrera de amontonamiento, de negación del vacío por miedo y porque necesitamos producir y acumular cosas sin saber muy bien para qué. Y como el silencio cuestiona todo esto entonces se vuelve incómodo, peligroso ..."

Ramón Andrés

viernes, 16 de mayo de 2014

chocolatinas

Las palabras, cuando escuchamos más allá del crudo sonido, sorprenden.
Son chocolatinas rellenas. A veces un poco duras por fuera, se resisten, pero mordidas la sensación que dejan es de una suavidad llena de matices.

Las palabras, como las notas, cuando se alían, tocan cuerdas profundas. Nos hacen ricos de lo que más vale: lo intangible.


Escucho: C. Monteverdi, Si dolce è il tormento.

sábado, 3 de mayo de 2014

La neve a Gaza

Credo fu Goethe, alla fine di una lunga lettera di 10 pagine, che chiese scusa all'amico destinatario giustificandosi di non aver potuto essere piú conciso per mancanza di tempo: non ne aveva a sufficienza per sintetizzare.

 La neve a Gaza è un libro breve, intenso, che racconta di un mondo che dovrebbe pesare nelle nostre coscienze come il mercurio. Essere brevi e dire tanto è un pregio, anche se chi legge, quando il libro vale la pena, vorrebbe piú parole, più dettagli, aneddoti, storie passate. Futuro.

Peró poi ti fermi a ripensare a ció che hai letto, ripercorri le pagine del libro, ti fermi a riassaporare certi passaggi, cerchi di visualizzare la storia. Vedi che è un paesaggio armonioso e complesso, dipinto in un unico cuadro. Ti rendi conto che il sapore intenso di quelle pagine è un valore che è opportuno sottolineare.

Vincenzo Soddu dice nel suo blog che ama cucinare.
Anche a me piace cucinare e paragonare le esperienze che fanno crescere e i buoni risultati con quelli dei fornelli. Un buon piatto nasce da una riuscita mescolanza di ingredienti grazie alla maestría del cuoco. La base del piatto è un sentore di spezie, raccolte in una terra dura, dove i peggiori istinti dell’essere umano le irrigano con generosa profusione di ingiustizie. Nonostante tutto fioriscono. È straordinaria la capacitá degli uomini di provocare sofferenze. Di dimenticare quello che hanno sofferto. Restiamo umani diceva Vittorio Arrigoni. Intriso di quell’ottimismo nella essenza della specie, che lo ha portato alla morte.
Karim, il protagonista de La neve a Gaza è anche lui un ottimista. Come, in altro modo, potrebbe imbarcarsi nella follia che costituisce il nodo del racconto?
Ecco un altro ingrediente ben dosato in questa storia, tutti i personaggi che vi appaiono lasciano un sapore netto nel libro. L’Autore con poche frasi riesce a farci sentire quasi il loro respiro, il borbottío dei loro pensieri. Ció che hanno perso e ció che vorrebbero trovare.
Non c’è dubbio che l’ambiente in cui si svolge la vicenda è un altro ingrediente importante per il risultato finale del piatto. Chi conosce quei luoghi e quegli spazi potrá arricchire la degustazione con le reminiscenze della memoria.
Chi non li conosce perderá qualcosa, ma non il ruvido tatto della tela forte che mantiene la temperatura del piatto.
La neve a Gaza potrebbe essere una Panada di agnello, la scoperchi e senti immediatamente il profumo della carne e delle verdure e quando porti la prima forchettata alla bocca hai bisogno di arrivare sino alla fine e di fare il bis.

Un bel libro. Grazie Vincenzo Soddu.