Elena Baeza
Málaga
Una amiga me dijo el otro día: "¿Te has fijado que ya estamos en Navidad?" "No --le respondí--. No estamos en Navidad; estamos en noviembre". Mi amiga quiso convencerme entonces de que había llegado el invierno, y le repliqué que no, que aún estábamos en otoño. Estos comentarios me han hecho pensar en que no sabemos vivir el día a día, no lo disfrutamos, no valoramos lo que en esos momentos podemos hacer con los que nos rodean: tratar a cada uno como es, comprendiendo sus problemas, siendo cordiales y estando disponibles para ayudar. Por ese camino solo vamos al estrés; queremos correr tanto, vamos tan de prisa, que siempre estamos agobiados. Hoy la gente corre, corre sin rumbo, sin saber a veces a dónde va. No sabemos probablemente quién es nuestro vecino, si necesita algo de nosotros, y nos cruzamos por la calle con la gente y apenas les miramos a la cara. Subimos al autobús o estamos en la cola para pagar en el supermercado y no somos capaces de dar ni los buenos días.
Hay muchas personas esperando que las escuchen --quizás muy cercanas a nosotros--, confiando en que les prestemos unos minutos para contarnos algo. Tenemos que aprender a disfrutar y a ayudar más, en el trabajo, con la familia y en lo cotidiano. Es una pena que lo que no hagamos hoy no lo podremos hacer mañana porque mañana será diferente. ¿Sabremos vivir mañana mejor que hoy? Comencemos a vivir el día, con calma, y a ofrecernos a los demás. Tenemos un mundo maravilloso al que podemos y debemos amar porque es para nosotros, pero creo que nosotros aún no nos hemos detenido a ver cómo es.
Fuente del texto EL PERIÓDICO DE CATALUNYA
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